Tras la suspensión de las PASO nacionales, el Gobernador tiene que decidir si hace lo propio en la provincia de Buenos Aires y si hay desdoblamiento. Momento clave para el kirchnerismo
¿Habrá tregua o llegará el momento de la guerra final? Se acerca un tiempo de definiciones para el kirchnerismo, que hace un año que está sumergido en una interna furiosa donde se disputan poder, centralidad, liderazgo y masa dirigencial. De un lado, Axel Kicillof. El retador. Del otro, Cristina Kirchner. La defensora del título histórico.
En las últimas horas hubo señales de tregua y de guerra. Las dos cosas al mismo tiempo. Lo que expone la llegada de un momento clave y la complejidad del entramado de decisiones. A partir de ahora aumentará exponencialmente la presión sobre el gobernador bonaerense, que hace varios meses decidió comenzar un proceso de independencia de su jefa política y que libró, a través de sus socios territoriales, una dura batalla contra el cristinismo.
La decisión de Kicillof de bajar una serie de actos planificados para las próximas semanas fue leída en el mundo K como un gesto de distensión. Una decisión que viene acompañada por el silencio de cuatro semanas. Ni de un lado ni del otro reavivaron la interna. No creen en las casualidades, sino en las determinaciones.
El último cortocircuito tuvo lugar después de que Andrés “Cuervo” Larroque acusara a un sector muy cercano a CFK de complotar contra la sanción del Presupuesto bonaerense. A mitad de enero apuntó, sin nombrarlos, contra Teresa García y Facundo Tignanelli, jefes de los bloques de senadores y diputados provinciales.
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“Todo está fluyendo para acordar las listas en la provincia”, reveló a Infobae un importante dirigente de La Cámpora. Hay canales de comunicación abiertos, hay conversaciones, pero faltan acuerdos. Las buenas intenciones ya no sirven si no se concretan. Los acercamientos subterráneos tienen que tener un final auspicioso para ambos lados. Si no el peronismo entrará en zona de caos.
Kicillof tiene que resolver en las próximas horas qué va a hacer con las PASO en Buenos Aires. El Congreso las suspendió para este año a nivel nacional y le abrió la puerta al Gobernador para que haga lo mismo en la provincia. Desde hace tiempo en La Plata esperaban este momento de definiciones para avanzar en un plan que marque aún más la autonomía del Gobernador. Ahora hay que ver cómo lo implementan.
Sin embargo, en las últimas horas comenzó a girar por las arterias del kirchnerismo una versión sobre la posibilidad de que Kicillof mantenga las PASO y desdoble la elección provincial. Lo haría con el objetivo de saldar las diferencias con el camporismo a través de la competencia electoral. Es decir, mantener un mecanismo que permita que sean los votos y no la lapicera poderosa de la política la que defina el futuro de los dirigentes y las ideas.
“Hasta el 5 de marzo va a ser un teatro de operaciones. No hay certezas. Para ese día la centralidad plena tiene que ser de Axel”, indicó un funcionario del gobierno bonaerense. El quinto día del próximo mes Kicillof encabezará la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura y en su armado político están preparando una movilización masiva para respaldarlo. Será un día de definiciones políticas.
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En La Plata reconocen que después de la suspensión de las PASO nacionales y porteñas, sumado a que la mayoría de las provincias ya no las tienen, no quedan demasiados argumentos para sostenerlas en la provincia de Buenos Aires. Pero la decisión está en suspenso. Falta.
Si el Gobernador apuesta por mantener las PASO, será una señal clave para marcar que quiere ir por un camino separado al del cristinismo. El único objetivo real de mantenerla es resolver las diferencias internas con los votos adentro de las urnas.
Ese es el primer tema a resolver. El segundo es el desdoblamiento. En el último tiempo en el kicillofismo lo plantearon como la oportunidad de plebiscitar la gestión, desmarcarse de la lucha nacional y abrir el juego para que la oposición, por sus diferencias, se termine fraccionando.
Detrás de esa postura hay otra que está ligada estrictamente a la lucha de poder. Quieren que Kicillof asuma el protagonismo absoluto de la campaña electoral, que se escape de la sombra de Cristina Kirchner y que se muestre como la renovación del peronismo. Además, que sea quien encabece el armado de un gran frente anti Milei.
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En el camporismo creen que un posible desdoblamiento puede convertirse en un error grave de Kicillof. Que el oficialismo ya le ha dado muestras de que instalará en la agenda política los problemas de inseguridad del conurbano y que plebiscitar una gestión desfinanciada por el gobierno nacional puede ser un arma de doble filo.
Cristina Kirchner está dispuesta a hablar. A negociar. Quienes la conocen dicen que no tiene una postura intransigente respecto a la posibilidad de desdoblar. Pero que cree que no es el mejor camino. “Hay que discutir los riesgos”, explicaron en el camporismo, hoy el principal bastión del armado de CFK.
“La suspensión de los actos de Axel evitó que escale la interna. Pero cuando se comunique oficialmente el frente nuevo, la situación va a volver a tensarse”, analizó uno de los principales armadores del esquema de Kicillof. Se trata de la puesta en marcha de “Derecho al futuro”, como bautizarán al esquema político que lidera el Gobernador.
En las usinas kicillofistas entienden que cuando el frente vea la luz, la situación volverá a tensarse porque será una nueva señal de independencia del armado político de la ex presidenta. Hay especulaciones y proyecciones para todos los gustos. Sobran dudas, faltan certezas.
“En los últimos días hay una especie de operativo acercamiento. Parece lógico porque se acerca el momento de las definiciones. De ambos lados hemos bajado el nivel de críticas”, se sinceró un dirigente importante del cristinismo. Desde esa terminal empezarán a presionar para que Kicillof defina el futuro electoral de la provincia.
En el kicillofismo hay hermetismo sobre los pasos a seguir. Y, sobre todo, cautela. “Todo en su medida y armoniosamente”, sostuvo un influyente funcionario del gabinete bonaerense ante la consulta de este medio sobre las próximas determinaciones de Kicillof. El reloj, inevitablemente, empezó a correr más rápido.
En el Instituto Patria advierten que en los días que vienen es importante negociar la unidad del espacio político. Sobre todo teniendo en cuenta que el Gobierno está atravesando la tormenta de las criptomonedas. Es un momento donde la oposición no debería mostrar sus debilidades. “No nos podemos pelear ahora que a Milei le impactó lo de $LIBRA”, precisaron.
En el mundo K todos tienen en claro que CFK quiere a todo el espacio unido, pero que impone sus condiciones en el armado de listas. En cambio, no hay claridad sobre cómo se va a mover Kicillof. A lo largo del último año, el Gobernador construyó un halo de misterio sobre sus movimientos políticos.
Ayer mantuvo una reunión con los intendentes más cercanos. En sede de la gobernación estuvieron Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Fernando Espinoza (La Matanza) y Andrés Watson (Florencio Varela). También estuvieron la vicegobernadora, Verónica Magario, y el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis. No hubo resoluciones. Todo está por verse. Se buscan consensos internos que sostengan la decisión final.
Kicillof enfrenta un momento determinante para su futuro político. Dos opciones extremas. Buscar la unidad con CFK o avanzar en paralelo a ella. Sellar un acuerdo en el que salga fortalecido o dar un golpe de efecto en el peronismo, y enfrentar a la ex presidenta y La Cámpora. Son decisiones difíciles y pesadas. Por eso las horas que vienen estarán cargadas de tensión.