El día después al lanzamiento del frente electoral de los seis gobernadores había euforia en el entorno del gobernador Martín Llaryora: daban por descontado que Juan Schiaretti asumirá la candidatura a diputado por Córdoba y, en paralelo, comenzaba a trazar la campaña que tendrá varios desafíos: buscar tres bancas y combatir a Natalia de la Sota.

“Que quede claro, no hay 27 sin 25; el momento es ahora”, dijo Llaryora a su entorno, ya en modo jefe de campaña de Schiaretti. Ese mensaje es para los peronistas y tiene como destinataria principal a la hija del fallecido exgobernador, que se prepara para confrontar con el Gobierno provincial.

Con el frente electoral de los gobernadores, Llaryora podrá sumar los votos de Schiaretti la misma canasta que Maximiliano Pullaro, Ignacio Torres, Carlos Sadir, Claudio Vidal y Gustavo Valdés (quien podría ser sucedido por su hermano Juan Pablo). Como adelantó LPO, octubre será una especie de Paso para comenzar a diseñar el 2027. Por eso hay una apuesta fuerte de Llaryora para que Schiaretti quede consagrado el “primus inter pares”.

Seis provincias arman un frente electoral como alternativa a la grieta Milei-peronismo

El grupo de gobernadores comenzará a reconfigurar sus diputados y sus senadores en el Congreso, para arrinconar al Gobierno nacional con el quórum y la conformación de mayoría. “Hay que bajar del pony a Milei”, se oye cerca del mandatario cordobés, mientras apuran el aglutinamiento del nuevo interbloque.

Para lograrlo, el grupo de los “federales” -como se autodenominan- aspira a congregar un 20% de los votos en octubre: “El ‘partido de la sensatez’ va a ser la opción de 2027, pero debe consolidarse en 2025”, es otra definición que le atribuyen a Llaryora en las últimas horas.

En ese marco, los equipos de propaganda del Gobierno cordobés comenzaron a trabajar en una nueva narrativa que ya tuvo sus primero capítulos: con un discurso provincial agotado y con “riesgo de anquilosarse”, apuestas a una “nueva épica: la conquista de lo nacional”, con un modelo productivo como bandera.

“Nosotros jugaremos con los valores del federalismo y la oposición será el estandarte del proyecto centralista”, explican cerca de Llaryora respecto del tono que tendrá la campaña. La idea del llaryorismo es “polarizar” con los libertarios, una forma para esquivar un debate sobre el “modelo Córdoba”.

La nueva narrativa de LLaryora le genera una fuerte incomodidad al radicalismo cordobés porque, ya en frente electoral formalizado, será coordinada con Pullaro y Valdés. Además, la estrategia es que Schiaretti sea el “vocero nacional” del proyecto “federal”, lo que implica una fuerte presencia en medios nacionales y elogiar a los gobernadores radicales.

En el equipo de Schiaretti aún no confirman la postulación de “el Gringo”, pero hay entusiasmo, reuniones y “trabajo fino”. Todo en modo campaña. Esperan pasar la elección bonaerense. Tienen alguna expectativa moderada en la Primera y en la Cuarta.