La exparticipante contó emocionada lo vivido tras salir de la casa más famosa del país, la repercusión en el público, sus proyectos y la revelación que soñó

Con su carisma arrollador y su autenticidad inquebrantable, Petrona Jerez, la mujer de 53 años oriunda de Tucumán, se convirtió en una de las grandes revelaciones de Gran Hermano 2025. Su historia comenzó con una hazaña inédita: fue seleccionada gracias al confesionario móvil, una nueva modalidad de casting que permitió a cientos de personas mostrar su esencia en cuestión de minutos. Así, su espontaneidad y su forma genuina de ser la llevaron a obtener un lugar en la casa más famosa del país.

Sin embargo, el pasado miércoles 29 de enero, la audiencia decidió que su camino en el reality debía llegar a su fin. Su salida dejó a miles de fanáticos con el corazón en la mano, pero el destino le tenía preparada una sorpresa aún mayor.

En diálogo con Agarrate Catalina, el ciclo conducido por Catalina Dlugi en La Once Diez/Radio de la Ciudad, Petrona relató con emoción el inolvidable momento en que pisó nuevamente su provincia. Nada la había preparado para lo que iba a vivir.

“Fue algo soñado”, confesó, con la voz todavía vibrante de emoción. “Cuando bajé del avión, le pregunté a un señor ‘¿hay protesta afuera?, ¿de qué línea será?’ Y me miró sorprendido y me dijo: ‘No, señora, la esperan a usted. Están gritando ¡Petro, Petro!’”

Lo que ocurrió después superó cualquier expectativa. Petrona, aún incrédula, se vio rodeada por una multitud eufórica que coreaba su nombre como si fuera una estrella del espectáculo. El sonido ensordecedor de los aplausos y los gritos de cariño la envolvieron en un torbellino de sensaciones.

“¡Dios mío! Jamás imaginé tanta gente. El bullicio, la alegría, el amor de todos… Fue algo hermoso. Cuando llegué a mi casa, la multitud también estaba ahí. No lo podía creer”, relató conmovida.

Pero el regreso a su hogar no significó el descanso esperado. La fama que alcanzó en tan poco tiempo hizo que su casa se convirtiera en un punto de encuentro para admiradores de todas partes. “Hasta gente de Buenos Aires vino a verme”, contó, entre asombrada y agradecida.

Tras semanas de convivencia extrema con 24 personas bajo el mismo techo, recuperar su espacio personal fue una experiencia única. “Volver a tu casa, a tus hábitos, a tu cocina, a tu living, a tu dormitorio, a tu baño… es un placer enorme”, aseguró, recordando las dificultades de compartir un solo baño con más de dos docenas de jugadores.

“Dormir en una habitación con 12 personas es tremendo. Por eso, ahora disfruto cada momento de estar en mi propio espacio”, agregó con una risa que reflejaba tanto alivio como nostalgia.

Más allá de lo vivido, el destino de Petrona sigue siendo un misterio. Con humildad y fe, dejó todo en manos del azar. “Siempre dije que Dios es el guiador de mi vida. Que se dé lo que se tenga que dar”, expresó con serenidad.

Sin embargo, hay algo que la ilusiona profundamente: la comedia. “Me encanta el humor, la risa, el entretenimiento. Me encantaría dedicarme a eso. Tengo que volver a Buenos Aires… No sé cuándo, pero voy a volver”, adelantó con entusiasmo.

Y, para sorpresa de muchos, no descarta un posible reingreso a la casa. “Si hay una oportunidad de entrar, me gustaría. Extraño a los chiquillos que dejé ahí”, reveló, al dejar la puerta abierta a un posible regreso que sin duda sacudiría la competencia.

Durante su paso por la casa, Petrona demostró una capacidad asombrosa para anticipar las eliminaciones. Sus compañeros y el público no tardaron en notar que, de alguna manera, ella ya sabía quién sería el próximo en salir. Lo soñaba. Lo presentía.

Y ahora, con su futuro por escribirse, una nueva revelación la sacude: “Soñé de nuevo. Me soñé en la casa”, admitió, dejando a todos con la incógnita de si su intuición volverá a cumplirse.

“Nunca imaginé que iba a ser tan conocida y llamar tanto la atención”, concluyó con una mezcla de sorpresa y gratitud. “Siempre fui de bajo perfil, pero muy querida. Y me encantaría seguir así”.

Petrona Jerez pasó de ser una mujer común a convertirse en un fenómeno de Gran Hermano. Con una esencia auténtica y un carisma que traspasa la pantalla, dejó una huella imborrable en el reality y en el corazón del público. Su historia está lejos de terminar: puede ser que divierta nuevamente desde adentro de la casa o se la vea arriba de un escenario, arrancando carcajadas.