miércoles, diciembre 4, 2024
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    Nuevos mapas muestran zonas de alto riesgo de colisiones entre barcos y ballenas

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    Los choques con embarcaciones amenazan a ballenas jorobadas y azules. Investigaciones recientes muestran cómo las rutas marítimas afectan su supervivencia

    Las colisiones entre embarcaciones y ballenas son una amenaza cada vez más grave para la vida marina, especialmente para las ballenas de gran tamaño, como las ballenas azules, de aleta, jorobadas y cachalotes. Estos gigantes del océano, cuya población ya está mermada por siglos de caza y otras amenazas, enfrentan ahora un peligro letal proveniente del tráfico marítimo. En un reciente estudio publicado por The Conversation, se analiza cómo las rutas de navegación y la velocidad de los barcos contribuyen a las altas tasas de mortalidad de las ballenas. Estos choques son tan frecuentes y dañinos que se estima que miles de ballenas mueren cada año por esta causa. Esta situación no solo amenaza a algunas especies en peligro crítico de extinción, sino que también ha afectado de manera alarmante la estabilidad de los ecosistemas marinos.

    Impacto de las colisiones con los barcos

    Las consecuencias de las colisiones con barcos para las ballenas son devastadoras. Cuando un barco impacta a una ballena, a menudo no se percibe el daño debido al tamaño de la embarcación en comparación con la ballena, lo que hace que muchos accidentes pasen desapercibidos. Este tipo de accidentes no solo causa la muerte de los cetáceos, sino que también genera un daño irreparable a las poblaciones de especies ya vulnerables. Los impactos directos resultan en heridas fatales y, en muchos casos, las ballenas no pueden recuperarse. Según el estudio, las tasas de mortalidad por colisiones en algunas regiones superan lo que se considera sostenible para la supervivencia de las especies más afectadas.

    Las zonas en violeta son lugares de mayor riesgo de colisión con buques, con altos niveles de tráfico marítimo y alta idoneidad de hábitat para cada especie (The Conversation)Las zonas en violeta son lugares de mayor riesgo de colisión con buques, con altos niveles de tráfico marítimo y alta idoneidad de hábitat para cada especie (The Conversation)

    Mapa global del riesgo de colisiones

    El estudio realizado por un equipo de científicos ha revelado un mapa global detallado que muestra las áreas de mayor riesgo de colisiones entre barcos y ballenas. A través de este análisis, se ha determinado que las rutas de navegación marítima atraviesan áreas claves de alimentación y migración de las ballenas, lo que aumenta considerablemente el riesgo de accidente. Entre las zonas de mayor peligro se encuentran la costa oeste de Estados Unidos, el mar Mediterráneo y el norte del océano Índico, donde ya se han documentado incidentes recurrentes. Sin embargo, también se han identificado otras regiones menos estudiadas, como la costa de América del Sur y el sur de África, que presentan niveles de riesgo similares y requieren mayor atención.

    Zonas de alto riesgo y falta de protección

    Una de las principales conclusiones del estudio es que, aunque existen áreas identificadas como de alto riesgo, la protección en estas zonas es insuficiente. Menos del 7% de los puntos críticos de colisión han implementado medidas preventivas efectivas, como restricciones de velocidad para los barcos o la desviación de rutas para evitar zonas importantes para las ballenas. La mayoría de las zonas más peligrosas están desprotegidas y no cuentan con medidas de gestión adecuadas. Por ejemplo, las costas de América del Norte y el Mediterráneo presentan una mayor regulación, pero en otras áreas, las medidas de protección son limitadas o inexistentes. Esto pone en peligro no solo a las ballenas, sino a muchas otras especies marinas.

    Medidas de mitigación para reducir colisiones

    La investigación de The Conversation también subraya que existen soluciones sencillas y eficaces para reducir las colisiones entre barcos y ballenas. Las medidas más destacadas incluyen la reducción de la velocidad de los barcos y el desvío de sus rutas para evitar las zonas de alto riesgo. De hecho, en algunas regiones, como California, donde se han implementado voluntariamente medidas para reducir la velocidad de los buques, los resultados han sido positivos: se ha disminuido tanto el riesgo para las ballenas como las emisiones de gases de efecto invernadero. La disminución de la velocidad también ayuda a reducir la contaminación acústica, una de las principales amenazas para la vida marina.

    Desafíos de la gestión transfronteriza

    Una de las principales dificultades para implementar medidas eficaces en todo el mundo es la falta de coordinación entre países, especialmente cuando las rutas migratorias de las ballenas atraviesan múltiples fronteras nacionales. Aunque las zonas económicas exclusivas (ZEE), que abarcan hasta 370 kilómetros náuticos de las costas, están bajo la jurisdicción de los países, la gestión de las rutas de navegación en alta mar y en las zonas de migración de las ballenas requiere cooperación internacional. El estudio sugiere que, para ser realmente efectivas, las medidas de protección deben coordinarse a nivel global, considerando las rutas migratorias de las ballenas y la necesidad de crear acuerdos multilaterales entre países.

    Beneficios de proteger a las ballenas

    Estos choques son tan frecuentes y dañinos que se estima que miles de ballenas mueren cada año por esta causa (Grosby)Estos choques son tan frecuentes y dañinos que se estima que miles de ballenas mueren cada año por esta causa (Grosby)

    La protección de las ballenas de las colisiones con barcos no solo es crucial para la conservación de estas especies, sino que también ofrece beneficios ambientales y económicos. La reducción de la velocidad de los barcos no solo minimiza el riesgo de colisiones, sino que también disminuye la contaminación acústica en los océanos, lo que mejora la calidad de vida de otras especies marinas. Además, los barcos que navegan más despacio consumen menos combustible, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Según los datos, en 2023, las medidas de reducción de velocidad en California resultaron en la disminución de 45000000 kilos métricas de emisiones de gases de efecto invernadero y 1250000 kilos de óxidos de nitrógeno. Esto demuestra que, al proteger a las ballenas, también se contribuye a la lucha contra el cambio climático.

    El impacto del transporte marítimo en el medio ambiente y la salud humana

    El transporte marítimo es una de las principales fuentes de contaminación submarina. El ruido generado por los barcos afecta gravemente a la vida marina, especialmente a las especies que dependen de la comunicación acústica, como las ballenas. Además, los combustibles utilizados por los barcos emiten grandes cantidades de dióxido de carbono y otros contaminantes, lo que contribuye al cambio climático y afecta la salud humana. Según el estudio, la reducción de la velocidad de los barcos no solo es beneficiosa para las ballenas, sino también para la salud humana, al disminuir las emisiones que contribuyen a enfermedades respiratorias y muertes prematuras.

    Protección de las ballenas y su relación con la protección humana

    Proteger a las ballenas tiene una conexión directa con la protección de los seres humanos. En lugares como Sri Lanka, donde el tráfico marítimo denso se superpone con las rutas migratorias de las ballenas y las zonas de pesca, las colisiones con barcos también han causado muertes humanas. Al modificar las rutas de navegación, no solo se protege a las ballenas, sino también a los pescadores locales, creando un entorno marino más seguro para todos. El estudio destaca que, en un mundo globalizado, los esfuerzos para proteger a las ballenas pueden y deben ir de la mano con la protección de la vida humana.

    El estudio de The Conversation muestra que, aunque el riesgo de colisiones entre barcos y ballenas es una amenaza generalizada, existen soluciones factibles para reducir este peligro. A través de la coordinación internacional, la implementación de medidas de mitigación como la reducción de la velocidad y el desvío de rutas, y el fortalecimiento de la protección en las zonas de alto riesgo, es posible proteger tanto a las ballenas como a otras especies marinas. Al hacerlo, no solo se preservan ecosistemas vitales, sino que también se contribuye a la reducción de la contaminación y el cambio climático, con beneficios directos para la salud humana. Proteger a las ballenas es, por lo tanto, un desafío que no solo está dentro del alcance de los seres humanos, sino que también representa una oportunidad para crear un futuro más sostenible para todos.

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