sábado, noviembre 23, 2024
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    Kissinger y un apoyo a las dictaduras latinoamericanas «para impedir la proliferación del comunismo»

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    El exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, que murió el miércoles pasado a los 100 años, fue «muy relevante» en el diseño de la política exterior de su país, pero su figura se vio opacada por el apoyo que dio a varios gobiernos dictatoriales en Latinoamérica para «sostener la hegemonía estadounidense» e impedir la «proliferación» de lo que entendía como «comunismo», según señalaron analistas a Télam.

    «Kissinger fue una figura muy relevante en el diseño de la política externa de Estados Unidos», sobre todo cuando ejerció como secretario de Estado de los expresidentes Richard Nixon y Gerald Ford (1973-1977), donde su participación fue significativa «para el sostenimiento de la hegemonía» de su país, con una postura de «militante anticomunista», detalló a Télam Alejandro Simonoff, doctor en Relaciones Internacionales e investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-Conicet).

    Kissinger, que en 1969 había sido nombrado por Nixon como consejero de Seguridad Nacional, fue elogiado por promover el histórico acercamiento de Estados Unidos a China y por su política de distensión con la Unión Soviética, además de negociar el fin de la Guerra de Vietnam, por lo que en 1973 el comité del Premio Nobel de la Paz le otorgó ese galardón.

    Sin embargo, su nombre quedó opacado en la historia por su colaboración con las dictaduras del Conosur y con el Plan Cóndor, la plataforma de coordinación represiva en América Latina capitaneada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), según denuncias de organizaciones de derechos humanos.

    Para Simonoff, en Latinoamérica Kissinger se centró en «el rol de subordinación de la región», además de en un activismo «para impedir la proliferación de lo que ellos entendían era el comunismo».

    Más precisamente fue partícipe del apoyo al dictador chileno Augusto Pinochet, en el golpe militar de 1973 contra Salvador Allende, según una serie de documentos desclasificados por la Casa Blanca.

    «Lo vemos involucrado en forma directa en reuniones que quedaron registradas en documentos desclasificados de 1970, donde se discutió si Estados Unidos debía intervenir directamente para evitar que asumiera a Allende o tener una posición más solapada», y Kissinger determinó «apoyar totalmente el derrocamiento de Allende a cualquier costo», detalló a esta agencia la politóloga María Cecilia Míguez, especialista en relaciones internacionales e investigadora de Conicet.

    La realización de operaciones encubiertas en contra de Allende, ya desde el propio momento de su triunfo electoral, «marcaron una relación tensa con ese gobierno, y el convencimiento de que había que destituirlo», detalló Simonoff.

    «Incluso él tiene una expresión que me parece bastante significativa, que es que Estados Unidos no podía dejar en manos del socialismo a Chile», continuó.

    Con respecto a esto, el analista mencionó el asesinato de René Schneider, jefe del Ejército chileno, en el momento de la elección presidencial de 1970, en la que, según los propios documentos del Archivo de Seguridad Nacional, hubo involucramiento de la CIA e incluso una vez consolidado Pinochet en el poder «le agradeció a Kissinger el servicio prestado».

    Una planificación para América Latina

    Además, cuando asumió Allende, se autorizó a funcionarios de Estados Unidos a colaborar con otros gobiernos de la región latinoamericana, en particular Brasil, con el dictador Emílio Garrastazu Médici, y Argentina, para coordinar esfuerzos en el golpe de 1973, aunque la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse «no colaboró con Estados Unidos contra Allende, más bien tuvo un acercamiento bastante pragmático y particular en ese contexto», sostuvo Míguez.

    Salvador Allende

    Salvador Allende

    En el caso de la Argentina, la politóloga recordó que en 1974 Nixon intentó una estrategia que se llamó el nuevo diálogo con América Latina y, en ese contexto, Kissinger se reunió con el canciller Alberto Juan Vignes, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, con el que buscó que el país tuviera una posición más cercana a Estados Unidos, pero «esa estrategia fracasó y rápidamente optan por apoyar el plan Cóndor».

    En 1976, Kissinger se reunió con César Augusto Guzzetti, quien fue vicealmirante de la armada y canciller argentino durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla, donde le sugirió que si la dictadura tenía algo que hacer «lo hiciera lo más rápido posible».

    «Era consciente de la aplicación del terrorismo de Estado, es decir, el nivel represivo que esa dictadura había comenzado a aplicar», apuntó Míguez.

    Kissinger visitó luego la Argentina en el año 1978 durante el Mundial de fútbol, donde se dedicó a contribuir a la negación de las violaciones a los derechos humanos que se estaban cometiendo en la Argentina y a diferenciarse de la administración del expresidente Jimmy Carter, donde algunos sectores del gobierno impulsaron, en septiembre de 1979, la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

    Jorge Rafael Videla Foto Archivo

    Jorge Rafael Videla / Foto: Archivo

    Otra de las participaciones de Kissinger en los golpes de Estado registrados en Latinoamérica fue el caso de Uruguay en 1971.

    «Hay documentos que involucran el rol de Kissinger junto con Brasil para monitorear bien de cerca y presionar ante el temor de que el Frente Amplio pudiera hacer una buena elección en Uruguay», apuntó Míguez.

    Esos comicios dieron lugar luego a la presidencia de Juan María Bordaberry, que «luego va a militarizar» y llevó a la dictadura de 1973.

    «Hay documentos que prueban la vinculación de Kissinger para de alguna manera manipular las elecciones presionando a candidatos, es decir, participando activamente en un proceso electoral que garantizara la continuidad de un gobierno afín a los Estados Unidos», detalló Míguez.

    La politóloga también apuntó que a Kissinger se lo involucra en la Operación 30 horas, que tenía que ser ejecutada por Brasil en el caso de que ganara el Frente Amplio, interviniendo militarmente Uruguay, algo que después no sucedió.

    Después de que el dictador chileno Pinochet fuera detenido en Londres, el 16 de octubre de 1998, el juez español Baltasar Garzón pidió interrogar a Kissinger por su papel en el Plan Cóndor y en la muerte de ciudadanos españoles, pero el Reino Unido rechazó esa posibilidad.

    Augusto Pinochet Foto AFP

    Augusto Pinochet / Foto: AFP

    «Hay un montón de situaciones donde Kissinger se vio involucrado, ha habido intentos por juzgarlo (…) siendo el punto más próximo la posibilidad de enjuiciamiento en Londres», dijo Simonoff, que apuntó que de todas formas pudo «evitar el escrutinio de la justicia».

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