En un encuentro de ejecutivos de finanzas, Kiguel pidió prepararse para cuando termine el efecto blanqueo. Vuelven las versiones de devaluación.
El sector financiero vive un clima de fiesta, alimentado este martes por el impactante dato de la baja de la inflación. La euforia era evidente entre los ejecutivos y funcionarios libertarios que desfilaron por el encuentro organizado por el IAEF. Representantes de fondos de inversión, sociedades de bolsa, calificadoras, fintech, y estudios jurídicos especializados, reivindicaron la firmeza del gobierno para mantener la disciplina fiscal.
«Si uno mira los numerosos planes de estabilización, terminaron mal por la política. Con ministros teniendo que ceder ante la presión de los presidentes. Y esta vez es al revés. Es el Presidente el que está convencido y dice hasta acá llegamos y no hay manera de que me tuerzan el brazo. Ese mensaje es fundamental para que podamos desarrollarnos. Yo soy optimista», afirmó En la misma línea compartida por todos los expositores, el CEO del Banco Valo,
«La gente manifestó su hartazgo eligiendo a un outsider de la política y a pesar del lógico aumento de la pobreza por hacer las cosas bien, poner el inodoro en el baño, todos esos ratios sociales empeoraron, pero así y todo el apoyo de la gente se sigue manteniendo alto», agregó Walter Morales, CEO de Wise Capital.
Pero más allá de la coincidencia ideológica, lo cierto es que la industria financiera es una de las grandes ganadoras del modelo de Milei y acumula desde diciembre ganancias extraordinarias. El rally alcista de los bonos soberanos es impresionante. Arrancaron con una paridad de USD 25 por papel, actualmente se venden por encima de USD 60, lo que equivale a casi un 300% de ganancia en dólares.
Pero lo interesante es el debate sobre la sostenibilidad del esquema. En medio de la adulación pública, a los ejecutivos que compartian las mesas, se le escapaban algunas dudas. La pregunta es si en algún momento del baile, aparecerá la resaca.
«Esto es la carroza de Cenicienta. Un mercado con abundante liquidez resultado de un blanqueo exitoso. A partir de ahí crédito barato dentro de ese mismo circuito. Traen la plata gratis y se las prestan entre ellos barato», dijo a LPO un veterano operador financiero.
Algo de esto pareció reconocer el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, quien afirmó que en la dinámica de crecimiento de crédito y depósitos se observa que son los argentinos los que están sosteniendo el flujo de divisas «Tenemos un factor que es lo mas importante que el mercado exige: que los argentinos apuesten a la recuperación del país. Para un inversor extranjero no hay mejor noticia que eso», afirmó Werning, haciendo una lectura positiva del fenómeno.
Es que el gran interrogante de los inversores extranjeros es el cepo y el nivel de reservas netas, que siguen en un rojo de más de USD 5.000 millones. «A los de afuera les preocupa dos cosas: como les vas a pagar y si van a estar los dólares disponibles cuando se quieran ir», precisó a LPO uno de los representantes de Moodys que estuvo presente.
«El blanqueo es una vez. No son dólares que vienen de Wall Street. Vienen de Mataderos, La Matanza, Belgrano», afirmó el respetado economista Miguel Kiguel, que fue el encargado de poner paño frío entre tanta euforia.
Kiguel expuso los contrastes de visión entre los jugadores locales y los inversores extranjeros y se refirió a las principales preocupaciones de bonistas e inversores extranjeros. La dificultad para acumular reservas. «Argentina debería tener USD 50.000 millones de reservas y no se ve de donde van a venir», afirmó.
Kiguel además alertó sobre los riegos de un shock externo de fuerte impacto en la economía: la suba de tasas en Estados Unidos, el fortalecimiento del dólar, y la devaluación de las monedas de Brasil y China, nuestros principales socios comerciales. Al referirse a la unificación del tipo de cambio, deslizó que junto a la salida del cepo debería darse un nuevo salto en la cotización de la moneda. Una manera elegante de evitar la palabra maldita: devaluación. Pero en el salón se discutía abiertamente sobre esa posibilidad.
En ese sentido, un importante economista que estuvo presente en el simposio, afirmó que «lo más inteligente» es tomar las riendas de una devaluación administrada durante enero o febrero, del orden del 30%.
«Han recibido demasiado optimismo durante la mañana, yo me encargaré de compensar» introdujo a su charla Kiguel. Un detalle gracioso es que en la transmisión del streaming del evento se escucha una voz que comenta en off: «Ay no! veníamos tan bien».