El ladrón intentó escapar, pero apenas pudo salir del local. Entre trompadas y gritos, los vecinos alertaron a la Policía. Todo quedó registrado por las cámaras del lugar.
Un delincuente entró a robar a una librería de Mar del Plata, amenazó con matar a una clienta y terminó siendo reducido a golpes por cuatro mujeres.
El dramático episodio ocurrió el viernes por la tarde en un local ubicado en la intersección de las calles Cerrito y Rosales. Toda la secuencia quedó registrada por las cámaras de seguridad del comercio.
De acuerdo a lo relatado por las víctimas, un hombre entró a la librería-kiosco y preguntó por cigarrillos. Tras ello, se quedó mirando los mostradores mientras las empleadas atendían al resto de las clientas.
En determinado momento, en medio de un rápido movimiento, el asaltante se acercó por detrás de una clienta, la tomó del cuello y le apoyó un objeto en la espalda, el cual simuló que era un arma y con el que la amenazó. “Dame todo que la quemo”, le dijo a una de las trabajadoras.

Rebeca, la mujer a la que el delincuente tenía reducida, contó cómo vivió esa situación: “Por un momento me quedé dura, pero cuando moví la mano por atrás, comprobé que no tenía un arma, que era el celular”, dijo en diálogo con 0223.
Al notar esa situación, ella comenzó a soltarse y el delincuente, acorralado por la situación, desistió del robo e intentó escapar. Sin embargo, no pudo llegar muy lejos. Enseguida las mujeres, entre las empleadas y la clienta, lo persiguieron por todo el comercio hasta que lo atraparon y comenzaron a pegarle.
“Lo sacamos a los empujones y cuando salimos a la vereda vinieron otros vecinos alertados por los gritos y lo atraparon. También vino el dueño de la librería, se le puso encima y lo retuvo con otras personas hasta que llegó la Policía”, relató la mujer.
Las víctimas quedaron sorprendidas por la situación, pero aseguran que la adrenalina las llevó a reaccionar rápidamente y frustrar el robo. “En el primer momento no sentí miedo, por eso me animé a ver qué tenía en la espalda atrás mío. Después me ganaron el enojo, la bronca, el atrevimiento de este chico de robar así. Es la primera vez que me pasa algo parecido”, describió una de empleadas.
Sobre el final, agregó: “Fue la reacción, el impulso, pero lo volvería a hacer, no me arrepiento de nada”.