El detalle fino de la suba en gas y electricidad está siendo todavía analizado en el Palacio de Hacienda, pero, a diferencia de los meses anteriores, el Gobierno volverá a permitir una suba en el valor de distribución y transporte.

El monto final de las boletas de energía se compone del costo de tres servicios más el recargo de los impuestos y tasas nacionales, provinciales y municipales. Equivale al costo de generar electricidad o producir gas (que tiene subsidios del Tesoro), el de transportar la energía a los centros de consumo y el de distribuirla en hogares, comercios e industrias. Los últimos dos servicios no están segmentados según el nivel de ingresos y, por lo tanto, el costo es igual para todos los hogares.

A diferencia de lo que ocurrió en los últimos tres meses, el ministro de Economía, Luis Caputo, autorizó que las empresas de distribución y transporte – entre las que se encuentran Edenor, Edesur, Metrogas, Camuzzi, Naturgy, TGN y TGS – vuelvan a tener un aumento tarifario.

Si bien en abril el Gobierno había fijado que los ingresos de estas empresas iban a subir todos los meses según una fórmula polinómica, la variable de ajuste nunca llegó a aplicarse. Unas horas antes de comenzar el mes de mayo, Caputo anunció que se postergaba el aumento.

“En tarifas queda por aumentar, pero este año ya hicimos la parte más importante. Las tarifas es una sintonía fina entre caja, o reducción de subsidios, e inflación. A algunos les gustaría ver un horizonte de más largo plazo, pero la realidad es que lo decidimos mes a mes porque la prioridad es bajar la inflación. También la prioridad es (cuidar) la caja, pero en la medida en que podamos terminar antes con la inercia inflacionaria, eso es más ventajoso. Ya no hay razones macroeconómicas para que haya inflación”, dijo el ministro hace unos días, en una entrevista con radio Mitre.

En concreto, las tarifas iban a subir todos los meses de acuerdo con una fórmula que tenía en cuenta la variación salarial, la inflación minorista (IPC) y la mayorista (IPIM), que había sido fijada por una resolución de la Secretaría de Energía.

Luego, en el Ministerio de Economía habían intentado cambiar la variable de ajuste por una que iba a depender de la estimación de inflación futura para desindexar los servicios energéticos del comportamiento del pasado. Sin embargo, esta fórmula nunca se terminó de definir.

El aumento confirmado en las boletas de luz y gas, por lo tanto, no se rige por ninguna fórmula, y busca aliviar los ingresos de las empresas de distribución y transporte de energía, que luego del aumento de electricidad en febrero y de gas en abril no tuvieron más actualizaciones, pese a que sus costos subieron en promedio 14%, como la inflación acumulada en los últimos tres meses.

En lo que se refiere a combustibles, en el sector esperan que la suba de precios de nafta y gasoil sea en torno al 2,5%. “El crawling peg sigue al 2% y el incremento del impuesto a los combustibles oscilaría en $11, lo que impactaría en un 1% en el precio final”, dijo Guillermo Lego, gerente de la Confederación del Comercio de los Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha), la cámara que agrupa a las estaciones de servicio.

Desde que asumió Javier Milei, el valor de los combustibles aumentó 132% en los primeros siete meses del año, muy por arriba del 86% de inflación acumulada. ”Esto se explica por el aumento de los impuestos al sector, que estaban congelados por el gobierno anterior desde 2020 y por el atraso que tenían los precios anteriormente”, señala La Nación.

Con el aumento previsto de 2,5%, a partir de este jueves, el litro de nafta súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires (CABA) costaría $966, mientras que la premium valdría $1191. El gasoil súper subiría a $1002, mientras que el diésel premium, $1275.

 

La Nación