La gira del ministro de Economía, Luis Caputo, cerró con sabor amargo y no sólo porque el FMI no le soltó los fondos que esperaba. El ministro aprovechó el domingo en Washington para irse de compras a un shopping cuando fue interceptado por una científica argentina. El titular del Palacio de Hacienda miraba precios de zapatillas junto a su vice Pablo Quirno.
«¿Como me dijiste que soy?» pregunta tres veces la científica intentando que Caputo repita lo que dijo previo a estar grabando. «Lo que sos» responde el ministro. «Soy una doctora en química trabajando para el gobierno de Estados Unidos gracias a haber estudiado en la universidad nacional que ustedes están tratando de liquidar».
El ministro, sin mirarle, le responde por lo bajo que el también egresó de una universidad nacional, y la mujer en un tono más elevado contesta: «Te aprovechas del loco que tenes como presidente para seguir robando, delincuente! Seguí disfrutando de la plata que no es tuya, delincuente».
La situación que enfrentó Caputo en una ciudad tan distante de Buenos Aires como la capital norteamericana, sugiere que el conflicto que el gobierno decidió abrir con las universidades públicas tocó una fibra en la sociedad que escapa la simplificación de estar a favor o en contra de «la casta» o el peronismo.
Algo de ese riesgo se palpa en la obsesión del presidente Milei con el tema: Este domingo encadenó decenas de retuits cuestionando la marcha de este martes, convocada en defensa de la educación pública que saldrá del Congreso a las 16 y tiene previsto llegar a la Plaza de Mayo a las 18.
El jueves a la noche la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, intentó desactivar la marcha con una oferta de duplicar los fondos de funcionamiento de las universidades, que en los medios amigos fue presentado como «un acuerdo». La mentira duró poco, al otro día los rectores explicaron que esos gastos son apenas el 10% del gasto total y además la propuesta nunca fue formalizada. Por lo tanto la marcha se mantiene.
Nada de esto parece afectar al ministro Caputo que rápidamente se subió al estilo desbordado de los libertarios y ahora asimila universidades y hasta al Estado completo a «curro», cómo antes hizo con la obra pública. Así lo hizo con una critica despectiva a la marcha del martes, a la que calificó como «un berrinche». Fue en respuesta a un posteo del economista Gustavo Lazzari.