El guachín sigue diciendo que “la mayor carga del ajuste está recayendo sobre la casta política”. Zdero, que está pagando «la fiesta de Capitanich». Un loco y un bufón gobernando un pueblo de inquilinos y refugiados.
Veo gente que vende los muebles y se va a Italia, a España. No dan más. Que Samputa se lo lleve. Antes pensaba que el que se iba era un cobarde, que la única lucha que se pierde es la que se abandona, pero cuando tu propio pueblo elige ser guiado por locos y bufones, empezás a entender. Son gente común, como vos y yo. Me miran con tristeza, me dejan tarjetitas: «Fijate, Via Amelia Treves Segrè y Antonio del Re, Tivoli, Primer Piso. Si andás por allá…».
Arrancó la importación de alimentos y se necesitan $700.000 para no ser pobre. El otro día nos impactaba la noticia de que miles de botellas de Coca-Cola se pudrían en las góndolas de los supermercados. La inflación bajó un montón porque se derrumbó el consumo. Aún así, en los últimos 12 meses, hasta febrero, acumuló 276,2%. «Recae sobre la casta…», musita Milei.
En Chaco, si tenés Insssep mejor no te enfermes porque los laboratorios ya no le fían y a Dumrauf no le importa. Si te sube la temperatura, anticipate al diagnóstico y pedile a tu abogado que arranque con el borrador del recurso de amparo, porque lo vas a necesitar.
¿La energía? Vamos que venimos… Ayer, los chicos descomponiéndose en las escuelas por el pico de calor. Donde hay aires, la mitad no funcionan, y los que funcionan hacen saltar las térmicas. Las seños empezaron a mandar advertencias a los grupos de Whatsapp de las mamis: «Si hace mucho calor, no los manden».
En el marco de una protesta nacional, un puñado de militantes fue interceptado en la ruta, cerca de la rotonda, y alejado del lugar con un camión hidrante. Encima la Caminera les secuestró las motos.
Más allá de la pelotudez de haber concentrado en las afueras de la ciudad, lo impresionante es que la represión, por muy medida que sea, sigue gozando de popularidad. Aunque te bajen el sueldo y te detonen los precios de los alimentos y las tarifas, no hay nada más lindo que ver a la policía dispersando a la casta.
Por el momento el único plan es aguantar. La política ha muerto. Tenemos un gobernador que no la ejerce, no la sabe, no la puede y no la quiere ejercer. Vino con su panda de vengadores a mentir y a saquear. Frunce el ceño, dice dos boludeces en LN+ y vuelve a la quietud perpetua, al orden, al fin de la entropía.
Hay algo que debo concederle a la gente que todavía dice «Bueno, pero hacía falta un cambio»: vaya que votaron un cambio; vaya que sí. Y pensar que hace tres meses y moneda nos gobernaba Capitanich.
Con un poco de suerte, cuando los cascos blancos terminen con Haití vienen para acá.
C.M.
