La normativa vigente establece que estos tributos deben ajustarse periódicamente, sin embargo la medida fue suspendida en varias ocasiones, acumulando una suba considerable que podría impactar en el bolsillo y en el nivel de ventas, según señala el sitio Surtidores.

Al respecto, el especialista en combustibles y temas fiscales, Cristian Bergmann, señaló a surtidores.com.ar que los tributos a los combustibles, en especial el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC), han actuado como una especie de “amortiguador de la inflación“, permitiendo al Gobierno resignar ingresos fiscales para evitar aumentos directos al consumidor.

Esta estrategia, sin embargo, lleva al sector a acumular un ajuste importante que ahora debería aplicarse, lo cual también se anexaría a los incrementos que las petroleras tienen pensado imponer en sus productos a partir del primer día de noviembre.

El economista explicó que, desde 2018, las postergaciones en los ajustes de impuestos a los combustibles han sido la norma, y el componente inflacionario acumulado del último trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024 aún está pendiente de traslado a los precios finales.

“Desde junio, el Poder Ejecutivo ha emitido decretos mensuales – 466, 554, 681, 770 y 863 – para posponer parcialmente los incrementos, a pesar de que la inflación en esos trimestres alcanzó el 132 por ciento”, detalló el especialista.

Con base en estos datos, Bergmann proyectó que, de aplicarse el ajuste total en noviembre, los impuestos a las naftas podrían tener un aumento del 23,6 por ciento, alcanzando los $247 por litro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En el caso del gasoil, el incremento estimado sería del 14 por ciento, llevando el valor tributario a aproximadamente $149 por litro.

 

 

Surtidores