Susana Giménez, la diva indiscutida del espectáculo argentino, volvió a emocionar a todos en la ceremonia de los Martín Fierro de Cine, donde fue homenajeada por su icónica interpretación en La Mary. Esta película, que marcó un antes y un después en su carrera y en el cine nacional, fue dirigida en 1974 por Daniel Tinayre y coprotagonizada por Carlos Monzón.
En una gala repleta de nostalgia y reconocimiento, Guillermo Francella fue el encargado de presentar la distinción, emocionando al público con sus palabras: “La Mary se estrenó el 8 de agosto de 1974 en las salas Porteña, Atlas y Callao. 50 años después, se convirtió en una película de culto. Fue y es una combinación perfecta de drama y romance, aunque algunos señalan también una somera crítica a la realidad social de aquel entonces. Con más de 60 años de carrera, más de 30 películas realizadas y más de 25 premios recibidos, Susana Giménez nos dejó en shock desde aquella publicidad que la catapultó a la fama. En 1969 pasó del modelaje al teatro de revista, y luego a la actuación. Fue con Hola Susana, en 1987, que alcanzó una repercusión aún mayor. Por eso, este Martín Fierro de brillantes por los 50 años a La Mary. ¿Qué decir de Susana? Medio siglo pasó de aquel ‘sí’ a una película que marcaría su vida y la del cine argentino”.
Susana, al subir al escenario para recibir el Martín Fierro de brillantes, cautivó con su habitual carisma y humor. Entre risas y recuerdos, confesó: “Las fechas me impresionan. 60 años de carrera. Yo me deprimo. ¡Qué barbaridad! Pero es impresionante. 50 años de La Mary, que me parece ayer”. Para luego comenzar a rememorar la génesis de esta historia.
“Eso fue un librito que yo estaba leyendo esa noche, era finito, un libro de Emilio Perina, y me volvió loca y dije: ‘Ay, yo tengo que hacer esta película, por favor, por favor’”, y fue entonces que tenía un contacto directo con la persona que buscaba. “Llamé a Mirtha Legrand y le pregunté: ‘¿Vos creés que Tinayre querrá dirigir una película?’ Me dijo: ‘Y no sé, yo le pregunto. Mandame el libro’. Se lo conté todo, le mandé el libro, y Tinayre dijo: ‘Yes’. Y así se hicieron los diálogos con Josecito Martínez Suárez, un hombre de cine al que todos aman. Fue una experiencia increíble. La Mary sigue siendo la película que más me gusta de todo lo que he filmado. Fue declarada icónica después de tantos años, y me sigue tocando profundamente”.
Recordó también, con su inigualable estilo, las restricciones de la época: “A mí me tocó mucho filmar cuando había mucha censura. No se podía decir nada. Hacíamos películas con el Gordo Porcel, con Alberto (Olmedo), con Moria (Casán), pero nada de lo que queríamos decir podía pasar. Una vez hicimos una película que se llamaba Mi novia el travesti, y la censura nos obligó a cambiar el título a Mi novia él. Pero eso no fue lo peor. Un día me llamó por teléfono Alfredo Alcón y me dijo: ‘Quiero agradecerte por la tarde que me pasé viendo tu película’. ¡Casi me desmayo! Era Alfredo Alcón el que me estaba hablando”.
La diva cerró su discurso con agradecimientos llenos de cariño y humor. “Quiero agradecer a todos por este reconocimiento. A Francella, que ya se fue, pero que lo adoro y admiro. No puedo trabajar con él porque me supera la risa. Es un genio”. El público, emocionado, aplaudió de pie mientras Susana Giménez, la reina eterna del espectáculo, recibía uno de los homenajes más emotivos de su carrera.
Al momento de posar ante los fotógrafos con la estatuilla, ella se mostró feliz y contenta, pero había algo que la tenía incómoda, un detalle que no pudo pasar por alto y que finalmente desarrolló ante lo que allí se encontraban: “¡Tengo hambre!”, lo que derivó en una risa generalizada
La noche quedó marcada por un aura de gratitud y nostalgia, una celebración a la trayectoria y legado de una de las figuras más importantes de la cultura argentina. La Mary no solo transformó la vida de Susana, sino también la historia del cine argentino. Y medio siglo después, sigue tan vigente como el primer día.