Javier Milei aprovechó el conflicto de los pilotos de Aerolíneas para mandar a su vocero, Manuel Adorni, a tapar sus dificultades para privatizar empresas públicas, con amenazas sobre la posibilidad de ceder la operación de la firma aerocomercial estatal.
Los nervios del Presidente se habrían despertado tras la reunión que mantuvo el miércoles de la semana pasada con senadores aliados, la vicepresidenta Victoria Villarruel, la ministra de Seguridad, Patricia Bulllrich, y el desdibujado jefe de Gabinete, Guillermo Francos. En aquel encuentro, cuyo objetivo fallido había sido coordinar una estrategia para evitar que el peronismo volteara el DNU de la SIDE, el salteño Juan Carlos Romero le habría reclamado a Milei que ponga en marcha la Bicameral de Privatizaciones.
Según fuentes del Congreso, el ex mandatario salteño y ex compañero de fórmula de Carlos Menem en 2003 le explicó que él había sido el gobernador que más empresas privatizó en la década del 90′. «Si no se activa la Bicameral de Privatizaciones, esto no arranca», fue la advertencia del senador.
Ese comentario encendió la bronca de Milei, que tuvo que negociar con la oposición la reducción del número de 41 empresas sujetas a privatización previstas en la versión original de la ley ómnibus a 8 en la norma que terminó aprobándose en junio. Aerolíneas Argentinas, por caso, se quitó de la nómina hace meses.
Sin embargo, el diputado Hernán Lombardi presentó la semana pasada, junto a otros 20 legisladores del bloque PRO, un proyecto para privatizarla. La iniciativa parlamentaria se conoció cuando comenzó el conflicto de APLA, en reclamo de mejoras salariales.
En tal sentido, el líder gremial, Pablo Biró, argumentó que los salarios no aumentan desde noviembre de 2023 y sus ingresos están un 73 por ciento debajo de la inflación. Un dirigente sindical dijo a LPO que el gobierno cometió una irregularidad en la confrontación: «la Secretaria de Trabajo jamás citó a las partes a una sola audiencia de paritarias, ni siquiera cuando dictó la conciliación obligatoria».
Lo que se ve es el apuro de Milei por instalar la idea de privatización en el debate público. Un diputado de la bancada de UP explicó a LPO que la única forma de vender la propiedad de Aerolíneas es con un proyecto de ley aprobado por ambas cámaras del Poder Legislativo y negó que se pueda operar con un privado transfiriéndole los pasajeros y pagándoles el ticket.
El diputado Hugo Yasky salió al cruce de Adorni por haber dicho que en una empresa privada ya hubieran echado a los empleados que paran. «Si hacés paro en una empresa privada, te echan», presumió el vocero presidencial, y el secretario general de la CTA le respondió por Twitter: «Una de dos, o pensás que la Constitución está de Adorni, o sos un ignorante que no sabe que el 14 bis reconoce expresamente el derecho de huelga».
El problema de Milei es que está contrarreloj para mostrar resultados con las privatizaciones. Si pretendiera lograrlo con Aerolíneas, debería dictaminar el expediente impulsado por Lombardi en comisiones, luego conseguir la aprobación en recinto y seguir el mismo curso en el Senado.
Después, el oficialismo debería instrumentar la transferencia en la Bicameral de Privatizaciones, que ni siquiera está conformada.
Con la discusión por el Presupuesto 2025 en el medio, no parece sencillo que los legisladores dediquen demasiadas energías en la aventura privatizadora. Si la discusión llegara a postergarse para el año próximo, las dificultades crecerían porque casi toda la política orbitaría alrededor de las elecciones intermedias.