sábado, noviembre 23, 2024
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    La explicación que me faltaba para entender el rechazo al crédito de US$ 150 millones que pretendía Zdero

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    En el programa de Tonino Guinter la diputada provincial Paola Benítez dio la explicación que me faltaba para entender el rechazo al crédito de US$ 150 millones que pretendía Zdero.

    A saber, el Ejecutivo provincial le pide autorización a la Legislatura para tomar deuda por el equivalente a US$ 150 millones. Un organismo internacional de crédito le presta esos dólares al Chaco, pero quien los recibe es Toto Caputo, y Zdero se compromete a devolverlos (llegado el momento, el capital e intereses de ese crédito se descontarán de la coparticipación que Nación le envía a la Provincia: menos plata para sueldos, obras, etc.).

    Como se endeudó en dólares pero lo que necesita para “hacer obras” son pesos, el gobierno de Milei emite esos pesos y se los manda. Ahora Milei tiene US$ 150 millones fresquitos para achicar el déficit del Banco Central y poder pagarle al Fondo, y encima no le debe un mango a nadie. El que se endeudó fue Zdero.

    HUMO EN EL CIELO CHAQUEÑO

    Ahora bien, ¿para qué quiere Zdero esos 150 palos verdes? Cuando uno revisa el proyecto de ley de emergencia hídrica y energética no encuentra un objeto específico, sólo una descripción apocalíptica de un escenario que ya describió la Secretaría de Energía de la Nación: cuando hagan 50ºC no vamos a tener luz, y como no van a andar las estaciones de bombeo, tampoco agua.

    Según Jorge Capitanich, el Chaco no necesita esa guita para terminar las obras energéticas que quedaron pendientes en diciembre: necesita gestión. Si esas obras se terminan, tenemos soberanía energética y que Milei se haga una lavativa de Tang de pomelo. No tengo elementos para afirmar que sea como dice Coqui. De todos modos, el proyecto de ley no lo menciona: no dice “con esa plata vamos a terminar tal y tal obra”.

    Lo que dice es que Infraestructura, Secheep y Sameep, además de “restringir” la demanda de energía, podrán “adquirir mediante contratación directa, los bienes, materiales, insumos, equipos, servicios y ejecución de obras tendientes a asegurar el normal abastecimiento de agua y energía eléctrica”. O sea: piden US$ 150 millones pero no tienen un plan, sólo una idea general.

    También crean un “programa de créditos a tasa subsidiada” para que la gente implemente “sistemas de energía renovable (tales como paneles solares, generadores eólicos, y otras tecnologías limpias)”. Hagamos números: en enero, para un consumo de 400 kW/mes, que es bien poquito para el Chaco, un sistema “off grid” de paneles solares (los que tienen baterías y guardan la energía que se colecta cuando hay sol) costaba US$ 12.000 sin contar la instalación. Al tipo de cambio oficial, tendrían que estar repartiendo créditos personales de 11 millones y medio de pesos por pera. Sólo en el Gran Resistencia hay unos 140 mil hogares. Si el NBCH tan sólo aprobara créditos para llegar al 10% de ese universo, ya no quedaría un mango de los US$ 150 millones del empréstito.

    Producen más humo que la Amazonía.

    VUELTOS

    No está de más preguntarse de quién fue la idea del crédito. Viendo quién se beneficia y quiénes se perjudican, la respuesta parece evidente: fue de Toto Caputo. Si hubiera sido idea de Leandro al menos hubieran detallado en qué la iban a invertir. De hecho, tanto Bistoletti, presidente de Secheep, como Hugo Domínguez, ministro de Infraestructura, afirmaron tener “soluciones alternativas” para mitigar la falta de energía.

    La insistencia previa del aparato de propaganda oficial para la aprobación del crédito, la intervención de Capitanich para que el PJ votara en contra y la reacción indignada del oficialismo por el rechazo a la norma nos dan una idea de la magnitud del golpe recibido.

    Habida cuenta de que varios legisladores que entraron en las listas de Capitanich votaron proyectos de Zdero sin ponerse colorados, cabe la sospecha ciudadana de que hubo acuerdos secretos para la aprobación del crédito. Y como era una ley cuyo objeto era conseguir miles de millones de pesos, es razonable pensar que la moneda de cambio de esos acuerdos fue de la misma especie: guita por votos.

    Pero lo que sea que les hayan ofrecido -efectivo o paneles solares- no alcanzó. Por eso, tal vez, el aparato mediático provincial se avino a escrachar al diputado peronista Juan Carlos Ayala difundiendo el videíto de un altercado en el estacionamiento del Hospital Perrando. Chapear con la credencial de diputado cuando se está cometiendo una infracción es de cuarta, pero convertirlo en noticia provincial se parece más a un vuelto.

    También podríamos preguntarnos cuánto costaron los votos radicales del Congreso, que en un primer momento aprobaron un aumento a los jubilados y después aplaudieron el veto de Milei. Pero eso ya es ir demasiado lejos.

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