El jueves, el día elegido en Córdoba para plegarse a las misas de los curas villeros y ollas populares en todo el país, la ceremonia mediterránea estará encabezada por el arzobispo Ángel Rossi, único cardenal en ejercicio en nuestro país. Un hombre de línea directa y muy buen vínculo con el papa Francisco y quien, el pasado sábado, recibió a todo el arco político cordobés en un colegio de zona sur para bajar un duro mensaje: «hay que poner a la persona en el centro de la política y no al mercado», les pidió.
En un encuentro al que asistieron el gobernador Martín Llaryora, el intendente Daniel Passerini, el senador Luis Juez y el diputado Rodrigo de Loredo, como para sintetizar la presencia de toda la dirigencia política en el cara a cara con el líder de la iglesia católica en Córdoba.
Sin embargo, y como ya lo hizo saber este martes la Arquidiócesis cordobesa, el padre Rossi estará este jueves desde las 11 en Villa Angelelli, uno de los sectores más postergados de la geografía cordobesa encabezando la ceremonia religiosa por la que se espera un mensaje aún más contundente en contra de las políticas del gobierno de Javier Milei. Todo en el marco de, según lo que informaron a LPO fuentes de la Iglesia «la intención primera es reconocer el trabajo de mujeres que cocinan y sostienen los merenderos en los comedores populares de los barrios. Reconocerlas como abanderadas en el Día de la Bandera y madres de la patria».
«En un contexto en el que la tarea de los que trabajamos en el territorio es demonizada, puesta en tela de juicio», señaló una fuente que interactúa entre el arco político cordobés y la Iglesia católica.
En tanto, desde el Gobierno provincial dejaron trascender la presencia de integrantes del gabinete de Llaryora, casi como una clara señal del equilibrio que está haciendo el mandatario cordobés en su relación con la Nación.
Particularmente, hablaron del ministerio de Desarrollo Humano que lidera Liliana Montero y el de Desarrollo Social que encabeza Laura Jure. La primera, dirigente del progresismo que se sumó al equipo de Llaryora cuando éste fue intendente y es una extrapartidaria para el PJ; la segunda, línea directa de Schiaretti y Vigo.
«La pluralidad del gabinete nos permite poder sumarnos a una causa que entendemos, compartimos y un reclamo que respaldamos», argumentaron en las últimas horas desde el entorno de Llaryora.
Igual, cerca de las ministras reconocieron que no había confirmaciones. «No está confirmado que asista, pero está acompañando mucho y es parte del perfil que tiene. Aparte, hay un trabajo histórico en el territorio y con las mujeres en las ollas populares. Una cosa es lo que hace Martín (Llaryora) en términos de gobernabilidad y otra es reconocer que el ajuste de Milei es muy fuerte. No se puede estar lejos de la gente que la está pasando mal», reconocieron a este sitio desde el entorno de Montero.
«En el ministerio los programas provinciales están amortiguando el golpe que significó que Nación saque todos los recursos de un día para el otro», reconocieron. Además de sostener que se están reforzando los fondos a las organizaciones sociales como una malla de contención.
Desde la lglesia, en tanto, admitieron que «están todos invitados», desde Llaryora hasta el intendente Daniel Passerini, aunque ratificaron que hay una buena relación con los ministerios de las dos mujeres del gabinete llaryorista. Sin olvidar que de ambas carteras tuvieron una tensa reunión personal con el eyectado Pablo de la Torre del ministerio de Sandra Pettovello hace casi dos meses. «No hubo respuesta alguna y confirmamos que estaban completamente desorientados del rol del Estado», dijo un integrante del llaryorismo.
Por último, este tipo de gestos le sirve al heredero del cordobesismo para mantenerse con una moderada distancia del Gobierno libertario: por un lado, se recuesta sobre el discurso de mano dura con referencias a Bullrich; y por el otro, empatiza con los comedores populares con otra ala del gabinete.
Más aún porque en el duro mensaje del padre Rossi del sábado pasado por el contexto de la crisis económica, en el Centro Cívico cordobés sintieron que eran dardos más dirigidos «a aquellos que respaldan sin corta pizza todas las decisiones de Milei». «Fue un mensaje mucho más para Juez que para nosotros», sintetizaron.